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En este post analizaremos la importancia vital del diseño en cualquier negocio actual, argumentando el hecho de invertir en diferenciación y no caer en el error de dejar la imagen del negocio a una persona inadecuada o no dedicarle el tiempo o dinero necesario a este aspecto.

¿Por qué el “hágalo usted mismo” no funciona en diseño?

En los últimos tiempos han proliferado plantillas, aplicaciones y miles de recursos gráficos gratuitos, todos a la fácil disposición de un usuario que obtiene la falsa impresión de que el diseño es fácil. El “hágalo usted mismo” está muy bien en bricolaje, manualidades y en definitiva, en cualquier ámbito de carácter personal. Sin embargo, aquí hablamos de la imagen que tu empresa da al mundo, bien sea a través de una tarjeta de visita, de un flyer, de una web o en redes sociales. Sí, es más serio de lo que parece.

Admítelo, no eres diseñador

Esa falsa impresión de diseño accesible y fácil trae consigo algo más peligroso aún: cualquiera se siente diseñador, porque, y eso es cierto, todos tenemos ciertas nociones de la belleza, el buen gusto y demás. Pero el problema radica en que el diseño no es eso, el diseño no consiste en hacerte un taburete de cartón gracias a un tutorial de Youtube. Está muy bien y probablemente te salga bien, pero… ¿lo venderías a gran escala? Ahí está la clave: hay que venderlo, tiene que ser comercial. Y los negocios no tienen escrúpulos, el hecho de que te guste lo que haces no significa que se vaya a vender.

Una profesión con educación reglada y consistente

¿Cursos de diseño gráfico?¿60 horas y eres ya diseñador? Otra de las mentiras que nos venden. El diseño gráfico, de producto, de moda o de interiores es una actividad reglada, con una formación académica equivalente a carrera universitaria. Un diseñador, para llegar a serlo, trabaja aspectos técnicos, de composición, armonía de colores, está a la última en las tendencias de mercado, visita ferias, y sobre todo, trabaja, y mucho. Un diseñador no puede nunca dejar de formarse, de aprender, de evolucionar. En esos cursos se nos vende de nuevo accesibilidad y facilidad a la hora de diseñar.

Si, es rentable invertir en diseño

Y es muy sencillo de entender. ¿Usarías tu peor foto en tu perfil de Facebook? Verdad que te tomas un tiempo para elegir la foto, la mejor sonrisa, pose, mirada, etc… Pues lo mismo pasa con el diseño. Los diseñadores trabajamos para conseguir esa mejor imagen para tu negocio, que es equivalente a tu mejor foto del Facebook.  Por tanto, si, invertir en diseño es rentable porque aquí no consigues “me gustas”, sino algo con más valor: dinero.

Una buena imagen de marca atraerá miradas hacia tu negocio en esa temprana fase de toma de contacto, de “eso qué es”, “qué me venden”. Si cautivas a tu cliente potencial con una imagen a la altura de cualquier multinacional, el mensaje tendrá más posibilidades de que le llegue en su totalidad.

Rentabilidad en términos de diferenciación

También se puede medir la rentabilidad gracias a la diferenciación de la competencia. Invertir en diseño para no ser lo mismo que los demás es algo que sin duda, a medio o largo plazo dará una rentabilidad. Recordemos 3 de los puntos que citaba Risto Mejide como importantes a la hora de tener éxito en un negocio: “Sé el primero, sé diferente o sé el mejor, pero sé una de estas tres cosas”. Pues bien, con un buen diseño personalizado, al menos, ya eres diferente.

La saturación de lo mediocre

Por todos lados hay diseño que incluso podríamos denominar “correcto”, gracias a las galerías de elementos gráficos y aplicaciones antes mencionadas. Por este motivo, el diseño personalizado y profesional sigue siendo necesario a la hora de diferenciarnos de toda ese mar de mediocridad. Lo vemos a diario, talleres mecánicos que tienen como logo un neumático, un señor con una llave inglesa… pescaderías que tienen un pescado, carnicerías un trozo de carne, bufetes de abogados con una balanza… ¿A quíen están representando? A ellos mismos o a su sector. Efectivamente, eso es, a su sector, están obsesionados por decirle a la gente lo que ellos hacen a través de su primera toma de contacto, el logotipo. Caen en el primero de los errores, la evidencia, lo explícito: Si enseñas lo que haces en la primera toma de contacto, el interés decaerá tanto que el usuario no necesitará indagar en conocer tu empresa. Si Apple hubiera hecho un dibujo de un ordenador como logo, en lugar de la famosa manzana mordida o Nike una zapatilla en lugar de ese símbolo abstracto en forma de boomerang alargado, ¿hubieran tenido el mismo éxito?  No. Cuando Apple diseña la manzana, la intención de ésta no es decir “yo vendo ordenadores”, sino, por el contrario: “Yo soy la manzana mordida, y mi competencia no”. No es necesario expresar todo lo que haces a través de tu logotipo.

Fíjate en las grandes marcas

No compares tu empresa a la competencia más cercana, centra tu atención en multinacionales y grandes empresas que han destinado una gran inversión al diseño de marca, a través de un buen logotipo y corporativismo. La homogeneidad de cada elemento de diseño empleado es lo que destaca en estas grandes empresas. El resultado siempre es una sensación de consistencia que se transmite al usuario-cliente.

El manifiesto de Logocrea

A través de nuestra web queremos:

  1. Accesibilidad. Poner el diseño al alcance de todos a través de nuestros precios
  2. Personalización. Hacer diseño de calidad, personalizado sin plantillas ni recursos gráficos descargables
  3. Actualidad. Adaptarnos a las últimas tendencias del mercado, fijándonos en las grandes marcas de internet: Google, Yahoo, Facebook…
  4. Comercialicación. Que nuestros diseños sean comerciales
  5. Sinceridad: Hablarle al cliente con claridad y explicarle el porqué a veces es necesaria una solución diferente a lo que había pensado
  6. Precios justos, ni más ni menos, cobrar por trabajo realizado, sin importar el tamaño de la empresa contratante
  7. Sin alquileres, usando plataformas de código abierto con panel de control absoluto de las páginas web o tiendas online que se desarrollan. No alquilamos webs, las vendemos.

El diseño es como un proyecto de arquitectura en una casa: Necesario. No se puede vender algo sin él. En 2016 no hay una máquina del tiempo que te lleve a 2000, cuando internet estaba en sus albores, no existían los smartphones, ni aplicaciones y desde luego, eran muy pocos los que invertían en diseño porque en realidad, no era necesario. La mayoría de los negocios eran de ámbito local y el “boca a boca” seguía siendo la mejor forma de conseguir clientes nuevos. Con una coyuntura así, solo era necesario cuando eras una gran empresa y tenías que competir con otras, pero si eras la ferretería de la esquina, tu negocio dependía de la clientela del barrio y con una buena política de fidelización de cliente era más que suficiente. Pero volvamos al presente: 2016, sectores de mercado saturados, competencia debajo de las piedras, gente haciendo lo mismo que tú. Cualquier elemento diferenciador puede ser crucial a la hora de llevarte al cliente. El diseño se ha convertido en algo tan necesario como lo es la arquitectura.